En esta otra casa vivió durante más de cincuenta años el señor Benito. Ahora vive su nieto con su mujer y un hijo pequeño. El señor Benito y la señora Baldomera, su mujer, hicieron esa casa con sus manos, en los años cuarenta, y en ella criaron a sus tres hijos. El señor Benito era un hombre humilde y trabajador (fue picapedrero). Participó en la guerra civil y según se rumoreaba fue un soldado feroz que perteneció al Partido Comunista. Luego, una vez derrotados él y los suyos, fue encarcelado. Siempre vivió apartado de todo, tenía una relación hosca y reservada con el mundo que le rodeaba. Sin embargo, con nosotros, hizo esfuerzos de una inmensa generosidad, ayudándonos a terminar de construir la casa a medio hacer que mi padre había comprado, frente a la suya. El señor Benito, durante décadas, a partir de las diez de la noche, encendía su radio a oscuras y oía la emisora del partido comunista en el exilio –la pirenaica-, era su único gesto de rebeldía silenciosa contra la dictadura que sufríamos, y contra el mundo. No sé si su nieto, mi vecino actual, será tan generoso, tan rebelde y tan silencioso como su abuelo, y no lo sé porque con los vecinos no hablo de cosas importantes.
21 ABRIL 2007
© 2007 pepe fuentes