Unos años después, él no quería ser (aunque tal vez sólo un poquito) y por lo tanto era. Fotografiaba mucho y lo hacía con sentido. Yo, a veces, miraba como trabajaba. En las mismas sesiones y con los mismos escenarios, tenía la sensación de que lo mío chirriaba un poco, mientras que su sencillez fotográfica se deslizaba suavemente. Una vez que había preparado su trabajo, que en muchas ocasiones habíamos hecho juntos, llegaba a mi casa con su carpeta, desplegaba sus copias y siempre me encantaba.
9 MAYO 2007
© 1987 pepe fuentes