18 MAYO 2007

© 1982 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1982
Localizacion
Luís
Soporte de imagen
-35 MM- TRI X 250
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2007-05-18
Referencia
2338

Ayer vino a visitarme un amigo: hacía cuatro años que no nos veíamos. Vivimos a quince minutos o menos, en la misma ciudad. Gran alegría y después gran inquietud y algo de malestar: ¿cómo es posible entregar una amistad de muchos años al tiempo, al triste, cómodo y monocorde paso del tiempo?  Llega un momento en que manda y lo arrasa todo: las vínculos, el gusto por ver a otras personas, el placer de hacer, la zozobra de las ilusiones. Todo. No queda nada; sólo la obsesión por entorpecedoras manías. O quizá no, tal vez es el sentido práctico: ya no queda mucho, luego sólo hay sitio para lo mío, sólo para lo mío; por insignificante  que sea. Se fue; la visita duró sólo veinte minutos (le estaban esperando). Cuando nos despedimos, ambos sabíamos que tardaríamos en vernos mucho tiempo, demasiado, pero ya da igual….: otra vez el tiempo adueñándose de todo. Ya sólo puede ser así, cuando se han doblado muchas esquinas y hemos recogido lo que nos teníamos reservado. Antes, hace veinticinco años, nada era urgente y nada importaba, teníamos mucho espacio por delante,  paisajes que mostrarnos y compartir e interrogantes que despejar. Mi amigo, que es un gran tipo, en nuestro breve encuentro, me contó algunas cosas que se me metieron dentro: habló de su estado de ánimo y de la decadencia de sus padres. Me gusta la gente cuando siente lo que dice porque también me hace sentir y porque me evita  las sospechas (no soporto a los fantoches). Sí, es una lástima que ya casi nada sea posible.

Pepe Fuentes ·