Aquel tres de diciembre resultó un día prolífico: conseguí hacer bastantes fotografías de las que me sentí satisfecho (algunas ya han aparecido en este diario), debió ser por el factor gabardina+sombrero o blanco+negro, como juego de auto ficción o de neutralización de mi yo aburrido. También, inexplicablemente, perdí algún rollo expuesto (los dioses se mostraron algo suspicaces y contradictorios). Las horas que pasé fotografiando (con gabardina y sombrero) me resultaron tan excitantes que escribí mis sensaciones a lo largo de una mañana y corregí durante dos: tres mañanas para nada, porque el escrito se me perdió en las procelosas brumas de la memoria del ordenador, con la inestimable ayuda de la impericia de mis deditos.
23 MAYO 2007
© 2004 pepe fuentes