ÚLTIMAS LECTURAS.- Agota Kristof: El gran cuaderno (1987, La prueba (1990) y La tercera mentira (1991. He leído los tres relatos en una edición bajo el título Claus y Lucas. La primera parte de esta trilogía me ha dejado anonadado por la bella sequedad con que cuenta la historia de dos hermanos gemelos, en lucha descarnada por la supervivencia durante la segunda guerra mundial, en Hungría. Estremecedora. La segunda historia se centra en uno de los hermanos (Lucas), y te enfrenta a la complejidad misteriosa del protagonista:
-¿Usted le conocía bien?
Peter mira a Claus a los ojos.
-Tan bien cono se puede conocer a un ser humano.
La tercera habla de la tristeza, el vacío, la muerte y de todo lo que es imposible sin remedio.
Agota decía en Febrero de este año, en una entrevista a propósito de que ya no escribe:
«No lo necesito. Para mí la escritura es demasiado importante como para hacer algo que no me guste. Y no creo que me salga ya nada mejor de lo que escribí. ¿Para que empeñarse?…Como no puedo salir, veo la tele y me levanto tarde. Me encanta dormir, en parte porque sé que voy a soñar»
Miro atentamente su cara en la fotografía que acompaña la entrevista, y a pesar de la honda tristeza que expresa, no consigo entrever en sus rasgos, tal vez ahora aparentemente anodinos, la capacidad para crear tanta belleza. Pienso que el ser humano es, sólo en algunos casos, impredecible, insondable y bello. (Fotografía: Campo de concentración de Rawensbrück. Alemania)