Me meto en la piscina con el equipo. Bien, y ahora ¿qué coño hago aquí dentro si no tengo una maldita idea sobre lo que quiero fotografiar? A lo lejos, un hombre camina, arrastrando una pierna, hacia una oveja solitaria que está en una explanada. Puede que venga a reclamar su derecho de propiedad sobre la piscina abandonada. Pienso un rato en cómo coño podría explicar al solitario pastor qué hago yo metido en una piscina seca, rodeado de árboles también secos, con un trípode, dos cámaras y ninguna idea. Bonito panorama. Como no se me ocurre nada que pudiera decirle, vuelvo al asunto fotográfico. Miro alrededor y paso revista a los elementos que tengo a mi alcance: la escalera, los árboles muertos (fuera de la piscina, obviamente), un matojo seco que ha llevado el aíre al interior de la piscina (como a mí) y poco más. También hay algunas pequeñas piedras en el suelo, pero no me interesan absolutamente nada.
17 JUNIO 2007
© 2007 pepe fuentes