Ingenuamente pienso que si no la nombro soy inmune a su oscura y enfermiza influencia, que estoy lejos de estar infectado; pero para los que llevamos tanto tiempo aquí ya no hay solución. Para mí tampoco, porque sigo haciendo fotografías como la de ayer, tan sólo hace un mes, y que tiene mucho que ver con esta otra realizada hace veintisiete años: ambas en la misma ciudad y a tan sólo doscientos metros de distancia una de otra. La de ayer, aparentemente, de un ser vivo, y la de hoy de un muerto; pero se parecen tanto que SIENTO UN POCO DE MIEDO.
Llegó a la alta ciudad en que la Muerte
Majestuosa, reina entre un cortejo
De declinante y pálida belleza.
Percy Bysshe Shelley