Luego, Beale Street, calle nocturna. Del resto de la ciudad apenas tuvimos noticias. Pasamos una tarde, y parte de la noche, yendo y viniendo, asombrándonos con este chico y otros que bajaban la calle a gran velocidad, girando acrobáticamente, apoyándose e impulsándose sobre sus manos. Eran vertiginosos y simpáticos. También, entrando y saliendo de bares donde actuaban imitadores de Elvis ante un público entusiasta, especialmente mujeres de la tercera edad, que bailaban como entonces. Nostálgico, entrañable y un poco kitsch.
12 OCTUBRE 2007
© 2007 pepe fuentes