La noche Vasca en Santa Fe, ciudad mítica del «western» americano: por una extraña coincidencia, el pequeño país (según dicen sus habitantes) de la península ibérica, tuvo una presencia inesperada. Nos encontrábamos en un bar, tomando una cerveza y charlando con el barman (suele ser habitual en los bares americanos, al menos a nosotros nos ocurre). Nos había preguntado de dónde éramos e intercambiábamos algunos de los tópicos de rigor en estos casos, cuando entró una pareja joven que se situó cerca de donde nos encontrábamos. El camarero les preguntó de dónde eran, a lo que los chicos -muy animosos, por cierto- le dijeron que vascos; el camarero se quedó mirándoles fijamente e hizo un gesto de no entender nada (como si le hubieran dicho el nombre de un pequeño planeta en la constelación Andrómeda). Ante la perplejidad del camarero añadieron que eran españoles, éste esbozó un gesto de alivio: por un momento, le habían condenado a la oscuridad de la ignorancia. Con cierta satisfacción les hizo un gesto hacia donde nosotros estábamos. Charlamos un rato con ellos, pero nos fuimos enseguida, la conversación no evolucionó a nuestro gusto.
22 OCTUBRE 2007
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