Había atracciones por doquier: algunas meritorias y otras terriblemente aburridas. Recreaban momentos y efectos especiales de películas o géneros célebres: ciencia ficción, aventuras, musicales; en fin esas cosas que gustan tanto a casi todo el mundo. Pero, obviamente, eso no era Hollywood, solamente se trataba de entretenimiento para visitantes sin especiales propósitos o para personas como nosotros que, aunque íbamos con un objetivo, no teníamos método, ni técnica, ni información, ni nada de nada; sólo nuestras cámaras y deseos de encontrar algún retazo auténtico del alma de Hollywood, porque empezábamos a tener claro que no íbamos a encontrar pruebas físicas, reales: enormes platós con decoraciones inverosímiles; apuestos actores de verdad y actrices bellísimas y misteriosas, directores sentados majestuosamente en sus sillas rotuladas en el respaldo….tantas y tantas escenas y escenarios fabulosos…
Carmen Sternwood : es usted guapo.
Philip Marlowe: y cada minuto que pasa lo soy más