Gran sorpresa: un paisaje de ficción hábilmente creado mediante efecto óptico; resultaba inquietante y sugerente. Desde una cierta distancia las figuras de los animosos visitantes que se detenían frente al prodigio, adquirían unas dimensiones gigantescas y los crédulos se colocaban delante para fotografiarse. Mis viejas cámaras, la grande y la pequeña (más vieja aún), no se dejaban engañar. Cuando miraba por el visor las figuras tenían su tamaño natural. Pregunté a Naty; ella tampoco veía el fantástico efecto. Quizá sólo estaba concebido para distracción de crédulos (supongo), o de gentes que tuviéramos el sentido de la realidad trastocado.
20 NOVIEMBRE 2007
© 2007 pepe fuentes