SOBRE LA TRISTEZA: Anotado en mi diario el veintiocho de Diciembre de dos mil cuatro: Ayer, Harumi nos contó una historia, aparentemente mínima, pero misteriosa e inquietante. «Una tarde de agosto de este año, Masao y Harumi, después de haber despedido a un querido amigo, estaban descansando cuando descubrieron que había llegado un periquito a su terraza y se había posado encima de una jaula. El periquito estuvo parte de la tarde allí, tranquilamente; después se fue. La sorpresa fue que al día siguiente volvió. Masao y Harumi estaban fascinados con lo insólito de la visita y decidieron poner comida y agua en la terraza para el visitante. Empezó a ir por la mañana y se quedaba hasta el atardecer, momento en el que se marchaba. Repitió las visitas diarias durante casi todo el mes de Agosto. El día que Masao acudió al médico con sus graves síntomas, el periquito se marchó y ya no volvió más.»
La fotografía: 3 de Junio de 2005. Harumi, sonriente, participando en la fiesta de cumpleaños de Naty. Ahora, ella está en Japón desde hace más de un año, tratándose de una súbita, estúpida e inexplicable enfermedad. ¡Qué tristeza cuando llega la enfermedad!