trece de diciembre de dos mil siete: jueves (ocho horas). Ayer fotografié en mi casa, para la próxima exposición en esta web. Se titulará: Mi galería. Trabajé durante varias horas y me cansé mucho. Hoy, sigo cansado, apagado o desenfocado. Me he sentado frente a la pantalla con el propósito de escribir para este diario. No se me ocurre nada, y a medida que manoteo en la nada, me oscurezco más y más. Puedo dejarlo (intentar escribir) e irme a dar una vuelta, pero entonces no habría diario. Qué más da! –me digo-, entre la pesadez brumosa de mi tristeza vacía. Me cuesta aclararme, aunque el sol ya está asomándose detrás del hospital que hay al lado de mi casa. Miro por la ventana y sigue ahí, iluminando un cielo desesperadamente azul y vacío como mi cabeza; si al menos hubiera nubes me entretendría viéndolas pasar.
Hoy volamos a Chicago y espero que sin tormentas amenazadoras