(trece horas). Por si fuera poca la ineptitud que me acompaña, el ordenador, con varios programas abiertos, entre ellos el escaneo de la fotografía de hoy, repentina y traicioneramente, se ha apagado (debía estar harto de mis balbuceos), y he tenido que empezar otra vez (apenas me he enfadado). Sigo con la lectura fragmentada del blog del veintisiete de enero de dos mil seis, sobre mi antiguo amigo F.: «Siempre que nos hemos encontrado le he sorprendido en el curso de una reflexión que apenas interrumpía por el saludo y que continuaba en voz alta, le escuchaba, yo apuntaba algún comentario, nos separábamos, y él seguía con lo suyo, en silencio. El encuentro sólo suponía un breve accidente en el volumen de su mente que no perturbaba el hilo de su pensamiento». Supongo. Lo que sí sé es que el encuentro conmigo no le provocaba ninguna alteración: él a lo suyo.
7 ENERO 2008
© 1985 pepe fuentes