Catorce de diciembre de dos mil siete: viernes (ocho horas). Ya estoy aquí otra vez, y esta vez no sé si apagado, levemente iluminado, o rutilante; no, no lo sé. Veremos. Lo único que hago últimamente es alimentar el webmaster: mecanismo que absorbe, insaciablemente, fotografías y escritos. No sé dónde me lleva está incesante actividad, que no mantengo a cambio de reconocimiento (se me ha pasado la hora), o crecimiento personal o espiritual (también he llegado tarde, todo está ya acabado), sino por lo que dice Arthur Schnitzler: «Un destino, por más que externamente se considere acabado, sigue siendo actualidad mientras no lo hayamos entendido en su totalidad. Sólo cuando ha dejado de sernos misterioso tenemos derecho a considerarlo pasado». Sin duda se trata de eso; hay demasiadas cosas que no entiendo y sobre todo, quiero llegar a un punto o momento, en el que tenga la sensación de que las piezas han encajado.
13 ENERO 2008
© 2003 pepe fuentes