Releyendo el día de ayer, creo que da la impresión de que no me gusta Paul Auster; pero no, ni mucho menos, me gusta muchísimo. Lo que pasa es que a veces me pongo a escribir desaforadamente y apenas controlo lo que me sale y si luego me gusta (como es el caso), no me da la gana cambiarlo, ¡estaría bueno! También, a lo mejor, sin querer reconocerlo del todo, me da mucha envidia Paul Auster: escribe novelas estupendas, guiones, dirige películas, preside jurados de festivales de cine, sale en revistas, tiene muchísimo éxito y, por si fuera poco, es guapo (o atractivo), no sé, bueno; «el colmo». Además es capaz de que uno de sus protagonistas diga frases como: «Pero de momento todavía eran las ocho de la mañana, y mientras caminaba por la avenida bajo aquel radiante cielo azul era feliz, amigos míos, el hombre más feliz que jamás haya existido sobre la tierra»
24 ENERO 2008
© 2006 pepe fuentes