Lo que es insoslayable es que, finalmente, uno sólo puede construir con los materiales que tiene y que le pertenecen por derecho propio, porque son suyos y siempre lo han sido. Otra cosa es que sea capaz de sacarlos a la luz o que, por pereza, desinterés, falta de ambición o lo que sea, no lo haga. Pero, claro, eso también forma parte del íntimo e intransferible equilibrio propio.
20 FEBRERO 2008
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