Diario fotográfico: lo mismo, cada día una fotografía y un texto, y los libros mensuales: como ahora, pero con un nuevo diseño más atractivo, por supuesto. Por cierto, nunca se repiten ni fotografías ni textos.
Es curioso lo satisfecho que empiezo a sentirme del trabajo con el que he sufrido un poco en estos últimos meses; pero claro, ahora, lo de la infancia infeliz (lo decía Ramón Eder) me da muchas energías. Algo es algo. Mañana más.