seguimos: empecé a sentirme presa del pánico. Al cambiar el rollo roto, malogré otro más que también tuve que tirar (se trata de película infrarroja que precisa especial cuidado en la manipulación, aunque sólo se trate de cargar la cámara). Había llevado poca película, no tuve en cuenta los posibles accidentes. El tiempo pasaba y el asunto de la tarde en el mercado (del arte) no me cundía, así que aceleré el paso: ya no es que no mirara las obras expuestas, es que me desorienté por completo, todo empezó a parecerme lo mismo: no sabía si ya había pasado por los mismos sitios varias veces o es que todo era igual.
20 MARZO 2008
© 2008 pepe fuentes