los culos de estos dos tipos son la prueba irrefutable de que el arte va por buen camino. Me gustaron. Lo que ya había dejado de gustarme era mi presencia en el mercado del arte. Fue una tarde de tribulaciones sin fin: por si fuera poco, cuando conseguí desprenderme de la inercia de un incesante -ir y venir-, salí al exterior y ya era de noche. También en mi cabeza: tardé muchísimo tiempo en encontrar mi coche; ¡qué desastre de tarde!, o tal vez no. No sé.
31 MARZO 2008
© 2008 pepe fuentes