de lo expuesto en Serralves, me interesó, especialmente la obra de Manuel Alvess: había piezas realizadas desde los años sesenta hasta el otro día. Me parecieron ocurrentes, sencillas, bellas la mayoría, e impregnadas de sentido del humor. Respiramos aíre fresco viendo sus cosas, y eso es gozoso, porque el arte moderno, en la mayoría de los casos, es tan odiosamente conceptual, luego árido y aburrido, que resulta un soporífero coñazo. Un tipo simpático el tal Alvess, y lo parecía por las fotografías que vimos suyas, donde mostraba un semblante prometedor de risa y sabiduría.
8 ABRIL 2008
© 2008 pepe fuentes