se acaba el viaje. Viernes: por la mañana, convalecientes de la noche; sólo paradas en las esquinas a ver pasar el mundo y a fotografiar un «poquito». Por la tarde: fuimos a ver este pez, lo fotografiamos y nos fuimos a cenar al Barrio Alto, cómo no, pero sin emociones fuertes, ni débiles, ni nada; salvo un guiso de bacalao y otro de arroz con pulpo, gloriosos. El día siguiente, sábado, a casa, pero diciéndonos, una vez más: «…siempre nos quedará Lisboa»
19 ABRIL 2008
© 2008 pepe fuentes