Plensa, del que vi fotografías por primera vez el otro día, tiene una buena cabeza (estructura física, se entiende), y a mi me gustan las cabezas hermosas. Él se sabe artista y lo dice: «yo no soy un artista conceptual…» sin embargo, sí se define como un escultor «obsesionado con la verdad». Curiosa obsesión para un creador de formas que, en si mismas, encierran multitud de interpretaciones. Me cae bien Plensa, a pesar de que no pueda ni compartir con él el mismo interés por: la verdad. Querido Jaume, creo que la verdad no existe ni en ti, ni en mí, ni en nadie, y mucho menos en lo que creas; y si fuera así, no serías Jaume Plensa, sino un jodido monstruo sin alma. Pero bueno, si te consuela, sigue con el asunto, pesándote los ojos y los cojones, y contándoselo a públicos crédulos, porque así serás cada día un poquito más artista. A la larga, la verdad no importa. Wallace Stevens
22 ABRIL 2008
© 2004 pepe fuentes