Hoy hace treinta y tres años que me casé por primera vez (tenía 22 años) y no he repetido la experiencia. Ese matrimonio formal y católico se acabó, y creo que a Ratzinger (gran artista contemporáneo) y a los suyos, no les gustó (aunque no creo que se enteraran). Según me parece haber oído en alguna ocasión, a los que nos divorciamos nos excomulgan (nos echan, nos excluyen), pero no estoy seguro, porque oficialmente no me han comunicado nada. A lo que iba, como mi novia entonces (y luego mi mujer) se quedó embarazada antes de la boda y eran tiempos oscuros en el triste país que teníamos (con un miserable dictador humillándonos todos lo días), el asunto de la boda fue semiclandestino y vergonzante. Esta es una fotografía de otra boda de la época (que fotografié), pero ésta, como no había embarazo de por medio, fue soleada y festiva (y hasta gimnástica). Por cierto, a veces me acuerdo de este ya feliz matrimonio y me pregunto si aún seguirán aguantando los pesos mutuos (no he vuelto a saber de ellos, y eso que eran medio amigos). Supongo que ya no serán los mismos, como nadie lo es; o sí.
5 MAYO 2008

© 1978 pepe fuentes