Era un día soleado sin sustancia. Cuando me cansé de conducir, paré y me bajé del coche; miré alrededor y, a primera vista, el entorno no me atrajo en absoluto: el único interés aparente es que estaba bastante lejos de mis paisajes diarios, que me tienen hastiado. Bueno, –daré una vuelta- me dije. Poco a poco, empezó a interesarme y a inquietarme lo que veía (o al menos miraba con insistencia).
8 MAYO 2008
© 2008 pepe fuentes