No me gusta ir a la ciudad: ni lo necesito ni lo deseo; es más, me molesta profundamente tener que acercarme cuando no tengo otro remedio. Hoy, no lo he tenido: debía renovar mi permiso de conducir coches, otras cosas ya no conduzco, porque mi vida ya va sola agarrada a medrosas costumbres e inercias sin sustancia.
6 JUNIO 2008
© 2005 pepe fuentes