A las doce y media del mediodía no aguanto más.
En el camino de vuelta a mi casa
se interpone una plaza,
en ella están parados lo curas con lo suyo;
y varios cientos de personas
que me impiden el paso
y que aplauden y aplauden.
Todo el mundo aplaude. Yo no.
Por fin los curas y los jefes y jefecillos,
deciden largarse y yo puedo cruzar la plaza
tirando de mi cuerpo aburrido de sombras y siglos.
Llego a mi casa a la una y cuarto.
24 JUNIO 2008
© 2008 pepe fuentes