Vuelvo rozando la ciudad, por la orilla del río.
De lejos no duele tanto…no se debe entrar,
mejor rodearla entre altas hierbas primaverales
que no huelen a nada.
Me quedan tres negativos sin exponer en la vieja cámara y
busco un sauce, un último sauce para un último negativo,
a veces se me aparecen, acariciando el agua con sus lánguidas
y desfallecidas ramas;
hoy no, no veo ninguno, deben saber que los busco y se han
ocultado.
Sólo quiero uno porque hoy, precisamente hoy,
por la mañana,
he terminado de leer Sauce ciego…de H. Murakami
y me he emocionado.
27 JUNIO 2008
© 2008 pepe fuentes