Se me ocurre que, en la fotografía, y quizá en cualquier otro lenguaje, debe notarse lo menos posible la intención de «hacer arte». Si el artífice no es decidida e ineludiblemente artista, su intento resultará muy grosero. Yo lo he intentado en multitud de ocasiones y lo siento. No me gusta la evidencia y los gestos ampulosos. Ahora, eso ya no me preocupa en absoluto y no es porque sea culpable de modestia (falsa o no). Los «falsos artistas» me hastían. Los artistas ciertos no necesitan ponerse evidentes, a no ser que sean genios, y a esos se les puede perdonar casi todo.
20 JULIO 2008
© 1978 pepe fuentes