Cuatro, sólo cuatro,
podrían ser cientos
¿pero, para qué?
no, no hacen falta más
para testimoniar la impotencia,
bastan cuatro,
sólo cuatro,
reunidas,
piedras cortadas con violenta delicadeza
por dioses antiguos y desconocidos.
Olvidados.
Trágicos en su destino,
abatidos por despiadados rifles
traídos por hombres lejanos
duros e impíos.
6 AGOSTO 2008
© 2006 pepe fuentes