Caminos abruptos, tortuosos, sin finalidad aparente. Máquinas oxidadas abandonadas hace años, a veces con el último conductor, momificado ya, apoyado sobre el volante dislocado. Los dos seres, perdidos y perseguidos por turbas de salvajes supervivientes, avanzan sin descanso. «Y en alguna parte dos animales perseguidos como zorros escondidos en su madriguera…»
14 AGOSTO 2008
© 2000 pepe fuentes