Hay algo indefinible, misterioso e inquietante en la belleza de unas piedras que miran incesantemente hacia arriba: al sol y a la negrura de la noche, a las nubes y a las estrellas, en silencio, siempre en silencio; y así siglos y siglos. Su alma y su secreto, por su impenetrabilidad, sólo es posible soñarlos. «Cuando la piedra se hace transparente o, más bien, cuando la transparencia se hace piedra, todos los sueños de la tierra nos abren sus páginas. Edmond Jabes
19 AGOSTO 2008
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