NUEVE HOMBRES SOLOS, de fiesta, aunque no lo parezca…
Hombre, solo, esperando. Se ha vestido así precisamente para lo contrario, para no estar sólo; para mezclarse con los suyos. El atuendo no tiene nada de particular, únicamente que no es habitual, aunque depende del escenario y de la situación. Al fin y al cabo la forma de vestir es una convención como otra cualquiera, todo depende de la obra que se represente. Esa tarde, al sol, había muchos hombres vestidos así: todo era perfectamente normal, una vez más. Muchos de ellos, juntos, con los suyos, parecían felices.
«Uno es uno con otros; solo no es nadie.» Antonio Porchia