La actriz
Oh Marilyn, qué bella te pusiste
aquella tarde.
Estabas fantástica,
aunque tu afeitado era mejorable;
no importaba.
Esta vulgar fotografía
no te hace justicia,
porque componías posturas
incansablemente,
muchas, variadas, animosas.
Ésta te salio un poco sosa, tal vez.
No sé, quizá el soso fui yo, o mi cámara,
porque ella sabe que tú, Marilyn,
nunca has sido mi tipo,
siempre he preferido a Lauren Bacall
y a otras.
Aunque si te hubiera conocido,
me habrías caído mejor que ellas.
Seguro.
El resto de la tarde,
aunque te seguí viendo a los lejos,
no volví a fotografiarte.