Viernes: ocho de Agosto. Ocho de la mañana en la confluencia de la sexta con la cuarta avenida. Hice dos fotografías: ésta es algo mejor que la otra, pero ninguna vale gran cosa; ambas fueron fáciles. Después, volvimos al parque de los Cactus. Fotografiamos. Me empeñé en buscar con ahínco el «cactus de mi vida»; creo que lo encontré, pero por ahora no lo mostraré. Estas magníficas y bellísimas plantas requieren una cortejo único y especial. Nos acercamos al Old Tucson Studios: una cutrez para familias con niños y turistas despistados (como nosotros). Lo mejor, una cerveza helada en el Saloon del viejo oeste. Luego: Bisbee, ciudad minera con encanto. Una vuelta de una hora e iniciamos viaje hacia Silver City, en Nuevo México. Los últimos ochenta kilómetros, por una carretera oscura y solitaria que inquietaba. Llegamos a las nueve y media de la noche. Después de encontrar hotel, buscamos donde cenar pero fue inútil. Tomamos una hamburguesa y unos trozos de pollo resecos en la habitación del hotel. Ah, y del espíritu de Billy El Niño, que parece que vivió allí, no tuvimos noticia.
9 OCTUBRE 2008
© 2008 pepe fuentes