Lo que estoy escribiendo ahora también puedo verlo a medida que se fija en la pantalla del ordenador, pero hay una diferencia esencial: a priori, no tengo ni idea de las palabras que irán apareciendo; me sorprenden, salen automáticas, solas, inesperadas. Escribir es mágico; fotografiar digitalmente no. Para mí, un viaje empieza en el momento en que preparo el equipo. Después, allí, sobre el terreno, miro, busco, indago y a veces encuentro. Fotografío y me vuelvo a mi casa; pero el viaje no ha terminado. Los viajes son las fotografías que hago en ellos; sin fotografías no viajaría: demasiadas molestias.
29 OCTUBRE 2008
© 2008 pepe fuentes