«-con una especie de ofrenda psíquica-, de dar su debilidad y timidez a cambio de una trato preferente. Esta clase de arreglos eran característicamente femeninos o infantiles» Saul Bellow. El personaje es Moses Herzog: humano, muy humano. Las grandes obras lo son, porque universalizan bellamente lo importante: hay muchos tipos de belleza, pero, cuando ésta es cierta, siempre se sabe, o al menos lo saben quienes tienen que saberlo; los demás dan igual.
16 NOVIEMBRE 2008
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