Estos dos saltamontes (no sé su nombre científico), se han quedado a vivir en la puerta de mi estudio. El primero, estuvo solo tres semanas, y luego llegó el otro que ya lleva diez días. Se mueven muy despacio por las pletinas metálicas de la puerta. No entiendo su fijación por el sitio, que compartimos; también yo paso muchas horas al otro lado de la puerta, también con movimientos casi imperceptibles y, aparentemente, parecida actividad mental. Si se van, los echaré de menos.
PS.- al día siguiente de hacer esta fotografía, y escribir estas líneas, desaparecieron; lo he lamentado, me sentía acompañado.
2 DICIEMBRE 2008
© 2008 pepe fuentes