No me rendí; seguía aferrado a la idea, que además hacía sentirme inquieto pero eufórico. Apoyaba mi determinación con razonamientos como: -es mejor hacer que no hacer- (simpleza); o, -si hacemos, yo como fotógrafo y ellos como fotografiados, tendremos algo que antes no teníamos, y además, en la sesión fotográfica a lo mejor lo pasamos bien- (segunda simpleza). Nada, que no había lugar para el desánimo pasivo; seguí moviéndome por mi –habitación de retratar- buscando posibilidades.
5 DICIEMBRE 2008
© 2008 pepe fuentes