Me vuelvo a parar; pienso: -si recurro a algún teórico del lenguaje fotográfico probablemente encontraré alguna respuesta que me tranquilice y desatasque mi bloqueo-. Me acuerdo de Roland Barthes (podría haber sido cualquier otro, pero a éste ya le conozco y me da un poco de pereza buscar más). Leo: «La foto-retrato es una empalizada de fuerzas. Cuatro imaginarios se cruzan, se afrontan, se deforman. Ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte». Está bien, no? Como reflexión es perfecta, pero no se ajusta exactamente a mi caso, salvo para descubrir algo que ya sospechaba: necesito a mis amigos para que me ayuden a conseguir mi deseada «artisticidad» (esta palabra no está en el diccionario, pero se entiende y me viene muy bien. Tampoco hay que dejarse impresionar por los académicos).
7 DICIEMBRE 2008
© 2008 pepe fuentes