En La cámara lucida (libro que estoy consultando), aparece un retrato de Philip Randolph realizado por Richard Avedon (quizá uno de los fotógrafos que más cerca ha conseguido estar del «ser» de sus fotografiados), en el que está presente lo que Barthes llama el «aire» y –es la sombra luminosa que acompaña al cuerpo-. La fotografía es espléndida y la interpretación de Barthes también. Me levanté excitado, evalué posibles distancias y encuadres y me dieron muchas ganas de plagiar la latitud/longitud de Avedon; aunque es imposible, porque es milimétrica, sencillamente perfecta y además inalcanzable por ser la suya. En esa fotografía (y en otras suyas), el retratado aparece de cintura para arriba, por lo que el fotógrafo ofrece información física del fotografiado, nada superflua, sino esencial para entender lo que transmite la mirada de Randolph. En sus ojos, dirigidos hacia la cámara está su vida, su ser, su «aire» y su sombra.
9 DICIEMBRE 2008
© 2008 pepe fuentes