Después de lo escrito ayer, lo lógico sería continuar con los retratos de mis amigos (y quizá otros más que estoy haciendo), pero no: todavía no es posible. Han ido pasando por mi –habitación de retratar-, he realizado la toma, pero la tengo amontonada en la zona de dudas de mi cabeza. No sé por dónde empezar; ni siquiera eso. Mientras me aclaro, me dedico a mirar a mi –muñeco merodeador- (*) a ver si empiezo a aclararme un poco.
(*) lo enviaré por ahí, a mirar, le seguiré y a ver que pillamos: él espiando la realidad y yo a él.