Nueva York: Estación Central. Escenario de encuentros y despedidas en tantas viejas películas en blanco y negro. Allí estaba: me resultó tan hechizante como en el cine. No llevaba trípode, coloqué mi cámara sobre una balaustrada y fotografié procurando que no se moviera (la cámara). Podría añadir una disertación sobre el azar, sobre la potencial carga literaria que bulle en sitios como éste, pero no; no me apetece en este momento revolcarme en el cenagal de lo obvio.
9 ENERO 2009
© 2006 pepe fuentes