En la radio, un recitador dice: «ciudadanos, no podemos huir de la historia». Sigue discurseando porque son palabras de un político: Abraham Lincoln, en una obra de Aaron Copland. Según dice el actor-recitador-cantante, Lincoln era un hombre silencioso y melancólico. Me gustan los hombres así: yo mismo quisiera ser así. La música que acompaña a las grandes palabras sobre democracia y valores eternos, es ampulosa y enfática; la música de Copland a veces es así: teñida de un cierto populismo fácil. Yo huiré de la historia; o más bien será la historia la que no quiera saber nada de mí. La única frase que me gustaría que se escribiera sobre mí sería ésta: –supo divertirse-. Nada más, así de sencillo, pero ¡qué difícil es, maldita sea!
10 ENERO 2009
© 2005 pepe fuentes