Una escuela acabada, derruida, olvidada; aunque no para los que asistieron a ella. Seguro. Yo fui lo que se llama ahora un -fracaso escolar- y permanentemente me he preguntado por qué. Siempre me respondo lo mismo: me faltaba inteligencia para resolver las cuestiones básicas del aprendizaje, para entender la lógica y la teoría de las materias que intentaban enseñarme: aritmética, lengua, física, etc. Sí, yo no conseguía entender nada, para mi todo era de un hermetismo y complejidad ininteligibles; así que, mientras me explicaban de qué iban las asignaturas, yo me dedicaba a pensar en otra cosa, pero no consigo acordarme cuáles eran esas cosas con las que siempre me distraía.
12 ENERO 2009
© 2005 pepe fuentes