Luna y Carla: guapísimas, sonrientes, felices de su mutua compañía. Mi relación con los niños siempre ha sido lejana. Nunca me he entretenido con ellos (salvo cuando yo también era niño). Luego, como cualquier ensimismado, mi mundo de adulto me daba tanto trabajo que nunca conseguí ajustar mi mirada a la estatura infantil. Quizá tenga que ver que soy hijo único y que en aquel mundo doméstico y cotidiano no tuve compañía ni cómplices. A ellas, su sonrisa feliz las embellece y es una suerte poder fotografiarlas; aunque el mundo infantil me resulte muy lejano, tanto como mi propia infancia, me importa mucho la belleza allí donde se encuentre. «Los niños -son los tiernos enigmas del mundo, y en esos mismos enigmas se oculta la respuesta-» Marina Tsvietáieva
18 ENERO 2009
© 2008 pepe fuentes