Las peores sensaciones las tuve con las mujeres; muchas me habían gustado hasta la obsesión, y con otras los deseos se cumplieron gozosamente. Eran los años ochenta. Ahora, veinte años después, todo, con esas mismas mujeres, sería imposible. Me entristeció comprobar cómo el tiempo había destruido el íntimo recuerdo del placer compartido con ellas. No, no quería ver, ¿para qué? Comenté a un amigo con el que estaba que me sentía mal y el por qué, me miró con extrañeza y me dijo -pepe, no exageres, sólo estamos tomándonos una cerveza. Además, todos estamos igual. -Sí, le contesté, pero ya tengo bastante con mi espejo, no necesito más pruebas. Esta escena, para mí, es como un aquelarre, una jugarreta intolerable y cruel del tiempo, así que prefiero largarme ahora mismo- Naty estaba conmigo y nos fuimos a casa a seguir nuestra fiesta; sin visiones tormentosas.
21 ENERO 2009
© 1979 pepe fuentes