Estos tampoco se salvarán de nada. El de ayer, por lo menos se reía y parecía disfrutar de su cuerpo (alguien dijo: sólo somos un cuerpo). Han cubierto los suyos con sayones ásperos, pardos, tristemente austeros y han adoptado expresiones rígidas, insustancialmente graves. Se han hecho acompañar de sombras sin misterio y han ensombrecido el luminoso día de primavera. Ellos son así: grises y devotos.
25 ENERO 2009
© 2002 pepe fuentes