…Te coloqué en un taburete, una vez dispuesta la iluminación, y como con Carlos poco antes, empecé a fotografiar mientras tú me hacías poco caso; supongo que pensabas que la sesión era el mal inevitable del día: me había empeñado en fotografiar y tú, a los amigos, les atiendes, faltaría más. A pesar de las fotografías, el encuentro estaba muy bien porque lo importante era vernos y compartir una buena comida. Vuelvo al hecho fotográfico y lo fallido que resultó y quizá, la explicación más sencilla, es la rapidez con que sucedió todo; aunque probablemente hubo una causa más importante, y es que no te lo creíste del todo o no era el momento, y por eso eludiste comprometerte, o quizá sí lo hiciste, eso no es fácil saberlo a ciencia cierta. Aunque no te hagas ilusiones, eso también se nota: lo bueno de los retratos es que todo está ahí por algo. Cambiaré de asunto…
8 MARZO 2009
© 2008 pepe fuentes