…Ahora nuestras circunstancias han cambiado, claro, como no podía ser de otra forma. Aunque ya apenas quede tiempo para bromas, nos hemos dado cuenta que esto va en serio, aún seguimos sacando algo de tiempo para charlar y reír un rato. Ambos seguimos viviendo en la misma ciudad, tenemos mejores casas que en los ochenta y hemos organizado nuestros «tempos» de forma diferente: en tu caso, la vida social y familiar tiene más peso que en el mío, por lo que todavía me permito bromear un poco con la «realidad», precisamente por la sensación del poco tiempo que queda para esas cosas. Tú, sin embargo, siempre has relativizado más las urgencias existenciales, sabiamente, por cierto. Lo importante entre nosotros, desde luego para mí, es que no nos hayamos perdido en el tiempo y que todavía compartamos secretos con toda naturalidad. Debemos felicitarnos: los años no nos han inoculado desconfianza e indiferencia. Seguiremos. Un fuerte abrazo.
P.S. Probablemente te pida que repitamos la sesión en mi –habitación de retratar– porque creo que es francamente mejorable. No obstante, sólo si a ti te apetece.